miércoles, 27 de julio de 2011

La plaga zombie K


   En los últimos años el género zombie se volvió a poner de moda entre los consumidores audiovisuales online. La ontología zombie simboliza algo que nos acerca a cierto fin de época que parecemos estar viviendo. Algo se quebró con el fin del siglo XX, y esto que acontece es como una especie de crisis post parto. El siglo XXI, ese futuro proyectado de algún modo en nuestro imaginario, no es más que un gran desierto de desigualdad, miseria y hambre, conviviendo con el súper lujo (encarnado en muchos casos por la maravillosa juventud K, los nuevos ricos 00), los autos fantásticos, y los viajes a la luna para exclusivos turistas. Entonces los zombies, que es mucho más que una moda apocalíptica como la de los Mayas y su fatídico 2012.

  ¿Qué es un zombieAlgo, que no está, ni vivo ni muerto; una especie de grado cero de la biología. Si hoy el género zombie tiene su revival en la industria cultural (aunque más indie y mainstream), ya no es en su modalidad antisistémica a cierto modo de vivir basado en el consumo (un grito de rebeldía), sino como una sustancia más escéptica, más críptica del estado de cosas que vive el mundo. El final es inminente, los recursos naturales que nos proveen la vida diaria son finitos, los huracanes y los tsunamis nos azotan, la saga Zeitgeist, la ciencia que nos recuerda a cada rato cuándo el sol supuestamente se apagará hasta que todo quede oscuro, y la vida muera para siempre.

 Desde su aparición, el género zombie venía a decirnos en clave alegórica que estábamos alienados (movimientos lentos, estupidez), que comíamos mal y siempre lo mismo  (cerebros=comida chatarra). Una crítica solapada al sistema capitalista y su máquina de producir sujetos en serie. Este género desliza una crítica al american way of life. Sus maestros realizadores han sido George Romero (La noche de los muertos vivos y sus sagas). Los renovadores del género podemos encontrarlos en John Carpenter, Peter Jackson (Mal gusto, entre otras), Soy leyenda, basada en el libro de Matheson, y los dos opus del señor Tarantino (From Dawn till dask y Deathproof). Una de las mejores obras de los últimos años que vienen renovando el género tal vez sea la gran Planet Terror, de Robert Rodríguez. Y en los últimos años, con el boom de las series (que en alguna medida están reemplazando a las películas, como el cuento fue reemplazado por la novela en el cambio de siglo IXX al XX), Darabont creó The Walking Dead, que es una mezcla de La noche de los muertos vivos con Lost (grupo de sobrevivientes con diferencias sociales y raciales tiene que aprender a convivir para no ser devorado por la creciente plaga de zombies que azota las ciudades). 

 La resistencia peronista no-K por momentos parece estar rodeada de la hegemonía zombie como en The Walking Dead. Un mundo en blanco y negro donde, en vez de la clásica dicotomía que dividió a los argentinos en gorilas rentistas versus trabajadores (y así lo hizo crecer), los kirchneristas han logrado instalar una nueva oposición propia del progresismo intelectual, blanco y acomodado aferrado al poder: kirchneristas versus antikirchneristas (no importa si sos pobre y peronista o rico y neoliberal: si estás con ellos sos 'un compañero K'; si no sos nazi o 'das asco'). Por eso primero en las primarias y después en octubre tenemos como argentinos una oportunidad y tal vez un deber: volver a darle carta blanca por cuatro años a los que dirigen este país alentando la plaga zombie K que viene avanzando por las calles de Puerto Madero con banderas de La Cámpora o poner en el Ejecutivo a peronistas de verdad, preocupados por el bienestar de la gente, creando trabajos genuinos y dando seguridad en todos los barrios, escuchando a los que piensan distinto e industrializando el país, que es una de las deudas pendientes que tienen los políticos y empresarios con su país.


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