jueves, 4 de agosto de 2011

El clima cultural kichnerista


Los artistas porteños son fanáticos del régimen del mismo modo que antimacristas. De la mano de Fito, el progresismo lacaniano (el ala snob de la izquierda caviar que reside en countries y ph’s reciclados al estilo art decó) confirma su gusto hegemónico por el peronismo de izquierda, los “buenos de la película”, una ficción tan bien construida como la supuesta maldad irreconciliable de “los otros”.

Pero aparte de la construcción del amigo 6-7-ochista y el enemigo derechoso y amante de la ópera, lector de Clarín y adicto a TN, ¿cuál es el clima cultural que ha generado el progresismo K y socialista? Sea en San Salvador de Jujuy, en Rosario o en Ciudad de Buenos Aires, la “cultura” para los abogados progresistas o de derecha que se dedican a la política es una temporada de ballet en el Colón, cine francés y eslavo en un festival de cine en el microcentro porteño (con sede en un Shopping pero de carácter “independiente”) o bandas de rock mediocres agitando las banderas de turno. ¿Hay más CULTURA para los gobernantes? Sí, hay ciclos de folklore, jazz, cine nacional, danza y teatro a los que va la misma población de cincuentones/as psicólogos o médicos, tan adeptos a los ciclos culturales de Reiki y los cine-clubs moribundos con directores ilegibles de apellidos impronunciables.

Ok, es lo que hay en esta cultura afrancesada dominada por familias patricias españolas e italianas que siempre se sintieron inseguras de no ser franceses.

¿Pero hay otra posibilidad para hacer o difundir cultura? ¿Hay algo más allá de un magazine político en el prime time como 6-7-8, un programa infantil para los hijos del progresismo caviar porteño como Paka-paka o un canal público con documentales en mal estado de la posguerra y la guerra civil argelina? ¿A quién le interesa eso además de a los propietarios del corredor norte y centro de Buenos Aires que se dedican a profesiones liberales-progresistas y necesitan estar en contacto con el humanismo europeo de ayer y hoy?

¿Cuándo va a haber subsidios en el INCAA para películas que no hagan hijos snobs con culpa de clase por ser de la estirpe de políticos de derecha o empresarios exitosos y polémicos? ¿Todo director de cine subsidiado por el Estado tiene que diseñar sus conflictos dramáticos a partir de treintañeros o cuarentones atormentados que extrañan el diván y a su mamá? ¿Es realmente eso lo que les interesa a ‘las grandes audiencias’? ¿Es Francella un mal actor y Pauls uno bueno? ¿Iorio es mal músico y Fito es un genio? ¿El Instituto de cine, el Fondo nacional de las Artes, la Fundación el libro, la SADE, los teatros nacionales y los museos no deberían financiar otras cosas que las hechas por jóvenes-viejos iguales a las que hacían los jóvenes-viejos hace 50 o 100 años? ¿No es hora de terminar con la vetusta dicotomía de “entretenimiento masivo= norteamericanización o tinellización de la cultura” versus ese “arte serio y europeo y aburrido= almas más sublimes y sensibilidades parisinas para todos”? ¿Los funcionarios de LA CULTURA octogenarios, conservadores y de doble apellido abotonados a cargos estatales de modo vitalicio son la mejor opción para un gobierno peronista interesado en que LA CULTURA (algo que no sea pañales y fideos) le llegue aunque sea de rebote a los que viven en los distintos conurbanos del país?

La única medida peronista a nivel “cultural” de este gobierno en 8 años de gestión fue el Fútbol para todos. Algo que le gusta y le interesa y le da felicidad a “la gente” (es decir a todos los que no son psicólogos lacanianos, poetas, cineastas documentalistas, artistas plásticos de sangre azul, rentistas o hijos de).

El Fútbol para todos es incuestionable, ok. Pero lo que es cuestionable es el reinado vitalicio de Grondona y sus locuras mesiánicas. ¿Pero además del FPT qué más? ¿El Estado está incapacitado para generar “arte o entretenimiento para todos”, “ficción para todos, cine para todos, literatura para todos, televisión para todos? ¿O es que pedir estas cosas para todos son utopías inmorales?

Alguna vez habría que descentralizar la actividad cultural del microcentro y del corredor norte porteño y además darle un “giro” peronista a la actividad cultural. Y no me refiero al ciclo de trasnoche de Fernando Martín Peña pasando películas griegas por Canal 7. Me refiero a la posibilidad de diseñar productos culturales y hacerlos accesibles a la mayor parte de la población posible. ¿O “la cultura” sólo le interesa al 1% troskista y camporista de la población? Si, como decía el viejo Marx, cada clase defiende sus intereses de clase (y así lo hace la clase gobernante), no es extraño que la clase gobernante haga “cultura” para los suyos, según sus sublimes intereses. Hubo en algún momento algo novedoso y hasta interesante en la sovietización de Canal 7 que propuso el gobierno. ¿Pero no es hora de que algún gobierno renueve esta cáscara cultural avejentada y empiece a producir de un poco de arte y entretenimiento realmente peronista y federal para todos?

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